Hoy en día, se habla mucho salud sexual y sobre sexo: posturas, consejos, errores, juegos eróticos, prácticas poco habituales, prácticas cada vez más habituales… A pesar de que en muchos aspectos el sexo aún sigue siendo un tabú, a día de hoy es muy normal hablar de sexo entre amigos y encontrar todo tipo de información en revistas y en Internet. Hay mucho de lo que hablar, lo que hace que demasiado a menudo nos olvidemos de algunos temas vitales que por alguna razón nos parecen menos atractivos.

Es el caso de la salud sexual. No hablamos de tener una buena salud a nivel médico, de evitar enfermedades de transmisión sexual –lo que es tan importante y básico que a estas alturas de la película, no debería hacer falta ni siquiera insistir en el tema–; a lo que nos referimos con salud sexual es al hecho de mantener una vida sexual activa y saludable, tanto a nivel físico como mental.

Mejorar la salud sexual

Imagen de eforma

Quien crea que eso es sencillo es porque nunca ha mantenido una relación de pareja estable y duradera. La rutina, las obligaciones familiares y laborales y el estrés del ritmo de vida son enemigos mortales para una buena salud sexual. Para muchas parejas, mantener vivo el deseo y la llama de la pasión es algo prácticamente imposible. El problema es que aún a día de hoy, demasiada gente cree que la pasión se desvanece sí o sí con el tiempo y que no hay nada que podamos hacer para evitarlo. Lo que no entienden es que es precisamente esa actitud pasiva la que impide que la llama vuelva a encenderse.

Obviamente, trabajar en nuestra salud sexual no es algo sencillo ni cosa de un día. Es un trabajo del día a día, que requiere un buen esfuerzo por parte de los dos miembros de la pareja.

Consejos para mejorar la vida sexual

Una vida sexual saludable pasa por cumplir algunas pautas:

Tener un espacio personal.

Es evidente que la vida en pareja se basa en compartir… pero hay que poner barreras. Sólo así uno puede estar a gusto consigo mismo y sentirse un ser individual.

Deshacerse de los complejos.

Una vida sexual plena y saludable pasa por aceptarse a uno mismo, con todo lo bueno y con todo lo malo. Para eso es necesario que uno se conozca plenamente.

Conocerse sexualmente.

Esa idea de conocimiento de uno mismo debe extenderse al plano sexual para poder comunicarse con la pareja, explicarle con qué sienten placer y con qué no. Debes comprender también que tu pareja no tiene el don de la adivinación, y que debes comunicarte para decirle lo que quieres.

Haz que tu pareja se sienta deseada.

El deseo es la base del sexo, así que si le demuestras a tu pareja que te atrae, va a mostrarse mucho más predispuesta al sexo.

Sé proactivo.

No te limites a dejar que las cosas “pasen”. Busca tú el sexo: organiza cenas íntimas, prepara el espacio de forma especial…

No tengas miedo a innovar.

Si el enemigo del sexo es la rutina, el enemigo de esta es la novedad y la sorpresa. Prueba cosas nuevas, como posturas, juguetes sexuales o experiencias eróticas que le den una chispa a vuestra vida sexual.

No son consejos sencillos de seguir, pero tampoco demasiado complicados. Sólo hay que ponerle voluntad y ganas y, sobre todo, seguir el quinto punto: ser proactivo y trabajar para que las cosas suceden.

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